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25 Mefibóset, el nieto de Saúl, bajó también al encuentro del rey. No se había lavado los pies, ni arreglado la barba, ni lavado sus ropas desde el día en que el rey se marchó hasta el día en que volvía a salvo. 26 Cuando llegó de Jerusalén al encuentro del rey, este le preguntó:

— Mefibóset, ¿por qué no viniste conmigo?

27 Él respondió:

— Majestad, mi criado me traicionó. Pues yo me dije: “voy a aparejar el burro, para montar en él y marchar con el rey”, ya que tu servidor está cojo.

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